Terremoto de Lisboa de 1755
Está considerado como uno de los más grandes terremotos de la historia, y es el desencadenante del nacimiento de la moderna ciencia de la sismología. Hacia las diez de la mañana del primer día de Noviembre de 1755, la Tierra tembló en un punto del Océano Atlántico frente al cabo de San Vicente, cuya intensidad la clasifican los expertos con una magnitud de entre 7,3 y 8,5 grados en la escala de Richter, con epicentro en las aguas cercanas a la capital lusitana, agravando la devastación producida por el mismo, un par de olas gigantes (tsunamis).
En España se notó tan al interior como en Salamanca, Palencia y Valladolid. En Andalucía se hizo sentir enormemente en todas las costas de Huelva y Cádiz, llegando a notarse en la provincia de Sevilla e incluso en Jaén. Muchos pueblos del litoral onubense fueron inundados, y el daño no fue peor en Cádiz gracias a la contención que produjeron sus murallas.
En lo que se refiere a nuestra localidad de Arahal, las consecuencias del terremoto no fueron cuantiosas en vidas humanas, pero sí en pérdidas materiales, donde se vieron perjudicados muchos edificios particulares, sin poder sus dueños reedificarlos y algunos monumentos, como la capilla de la Vera Cruz, se vino al suelo casi por completo. Pero el más afectado, fue el templo parroquial de Santa María Magdalena, que ya de por si se encontraba muy ajado por el natural discurrir de los años.
Este fenómeno geológico tuvo una trascendencia esencial en el desarrollo histórico de las cofradías de Arahal, ya que la afectación de la fábrica de la parroquia de Santa María Magdalena, obligó a las Hermandades allí radicadas a desalojar sus capillas y trasladarse a refugios provisionales, hecho que, con el tiempo, incidió notablemente, en el desenvolvimiento de aquéllas. Incluso se vio afectada la Hermandad de la Misericordia, que por aquél entonces se encontraba en obras del nuevo templo del Santo Cristo, encontrándose en la parroquia en la capilla de San Lorenzo, desde donde se dirigió en la mañana del 31 de Mayo de 1761, en Solemne Procesión General, a su nueva Iglesia edificada del Santo Cristo, acompañada por todas las Hermandades, así como comunidades religiosas existentes.
Varios devotos como D. José Fontiveros y el párroco D. Francisco Andrade acordaron reedificar la capilla de la Veracruz, recuperando la capilla mayor, poniendo a salvo el retablo y varias imágenes. Finalmente se inaugura el nuevo templo de la Vera Cruz el 25 de Diciembre de 1780, recibiendo el nombre de Iglesia de Santa Veracruz. Por otra parte, en la Parroquia de Santa María Magdalena, bajo las trazas del arquitecto Lucas Cintora, maestro del Neoclasicismo, se llevó a cabo su reconstrucción, financiado por IX Duque de Osuna y Señor de Arahal don Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco, consagrándose el magnífico templo en el año 1800.