Orígenes de Arahal
No están claros los orígenes de Arahal, debido a que en la tarde del 30 de Junio de 1857 se produjo el incendio y saqueo de los Archivos Públicos (todo ello, dentro del contexto del turbulento reinado de Isabel II, 1833-1868), hecho llevado a cabo por una turba facciosa extraña a la población y cuyo proceso histórico dejamos a la minuciosa y detallada narración de un acta municipal de aquella fecha, que más adelante se transcribió dejando a nuestra localidad huérfana de historia y desiertos sus archivos de documentos oficiales. Tras subsanar tal deficiencia y después de concisas valoraciones e investigaciones recogemos aquí unas notas curiosas entre las infinitas que integran el pasado de Arahal, con referentes nombres que rebasaron el marco histórico de nuestro pueblo en la España del Siglo XIX.
Para rememorar sus orígenes más remotos hay que remontarse al periodo Ibérico, donde existió un poblado que dio origen a la ciudad de Basilippo, posiblemente la cuna de Arahal. Aunque los restos epigráficos recogidos en lápidas y sarcófagos hallados con el nombre de Callicula sitúan su origen más exacto en época romana, existiendo probablemente en esta época villas romanas en la zona de la actual Ctra. Arahal-Morón de la Frontera; además de la necrópolis tardorromana (siglos IV y V d.C.) recientemente descubierta en lo que fueron las instalaciones de la factoría de Agro-Aceitunera. Esta inscripción de Basilippo fue descubierta en el siglo XVIII en la zona conocida como Cerro del Cincho. Se puede leer en ella: “D.M.S.Q / Brutus Basilipensis / Ann…/ Hic Situs Est. / S.T.T.L. (Memoria dedicada a los dioses Manes: Quinto Bruto basilipense aquí sepultado: Séate la tierra ligera). Esta lápida fue descubierta en el año 1787. También de época romana es el sepulcro de San Fulgencio, que fue hallado en el año 1625 en el sitio que luego se denominaría Callejón de Paradas (actualmente calle Juan Ramón Jiménez). San Fulgencio fue un monje del siglo VI, fallecido en el año 581. Es curioso que este sepulcro fuera utilizado durante muchos años como abrevadero de animales, estando situado (también en la actualidad), en la zona conocida como El Faro (actual confluencia de las calles Carmona, Argentina y Virgen de los Dolores).
Ard-Alil (Tierra de Pastos), como así se llamó durante la dominación árabe, era una pequeña aldea que empezó a destacar por su carácter agrícola, aunque carecía de importancia política y administrativa. En la Edad Media arahalense su configuración como núcleo urbano data de época musulmana, aunque al principio no debió alcanzar mucha importancia, como puede desprenderse del mismo topónimo al-rahal (la finca), término referido al lugar del camino donde parar a descansar de viaje hacia núcleos urbanos musulmanes en un radio menor de 30 kms. donde pondríamos mencionar a Carmona, Morón y Marchena. A partir de 1248 adquirió importancia política, tras la conquista por Fernando III, El Santo. Cuando conquista Morón, el que se entrega mediante pleitesía, se produce al mismo tiempo la entrega de todo su territorio, al que pertenecía Arahal.
Posteriormente, pasó a la jurisdicción de Sevilla, tras la conquista cristiana, apareciendo ya documentación sobre la donación por Sancho IV a la orden de Alcántara protagonizando los primeros momentos de la conquista castellana, donde en 1285, fue cedida como parte del término de la villa de Morón a dicha orden. En el siglo XV debió ser ya un lugar de relativa importancia cuando pasa con Morón a manos del Marqués de Villena, valido de Enrique IV y poco tiempo después, en 1477, mediante permuta lo cede a su hermano D. Pedro Girón, maestre de la Orden de Calatrava, fundador de lo que en el correr del tiempo dará lugar a la casa de los Téllez de Girón, condes de Ureña y posteriormente Duque de Osuna. Este episodio viene a ser un acto más del proceso de señorialización de Andalucía a fines de la Edad Media, tras el cual buena parte de la región occidental pasará a manos de la alta nobleza (dando origen a los grandes latifundios que tanto daño hicieron a nuestra tierra a lo largo de los siglos). Desde entonces y hasta el siglo XIX, en el que se produce la extinción de los señoríos, la villa formará parte del Ducado de Osuna.
Carlos V concede a Arahal el título de Villa, en 1554, mediante la Carta de Privilegio de Villazgo, con término y Concejo independiente de Morón, obteniendo este pueblo su carta de naturaleza. Pero los privilegios que le concedió el monarca sobre los nombramientos de los regidores municipales no fueron bien vistos por la casa ducal, produciéndose a partir de este momento multitud de pleitos encaminados a sustraerse del poder señorial, en el nombramiento de los miembros del Concejo. Como se ha podido comprobar gracias a los censos realizados durante el siglo XVI, la población crece de forma notable hasta el punto de que a finales de siglo existen unos 1.000 hogares suponiéndose una población aproximada de 5.000 habitantes. El arraigado sentido de la autonomía municipal, ligado a sus orígenes, le llevó a la compra de nuevos privilegios en tiempos de Felipe IV. El siglo XVIII es también otro momento de expansión, tal como lo atestigua el urbanismo y los datos de población que, en 1787, debían ser de unos 7.000 habitantes. Efectivamente tanto el número de calles ocupadas como los edificios conservados de finales del siglo XVIII, responden tanto a dicho aumento de la población, como al auge económico producido por la mejora de las rentas agrarias.
El carácter luchador de la villa, no se apaga y podría rastrearse en otros momentos de su historia, haciendo protagonista al pueblo de diversos procesos revolucionarios frente a la desacreditada monarquía de Isabel II, como los de 1857 y 1868, en donde se produjeron las primeras acciones que se consideran iniciales del republicanismo y del movimiento obrero de La Campiña. Destacable fue la visita en septiembre de 1870 del Excmo. Sr. Don Mariano Téllez-Girón y Beaufort Spontin, XII Duque de Osuna. El pueblo engalanado y jubiloso se echó a la calle para recibir a su antiguo señor jurisdiccional. El Duque se encaminó a la Parroquia de Santa María Magdalena, donde se entonó un Te Deum de acción de gracias por su visita. A su paso, el público iba tendiendo sus capas y mantones formando una improvisada alfombra. Emocionado, el Duque, pide que se le informe sobre los deseos del pueblo, concediendo rescindir los principales contratos de arrendamientos de tierras y dando lugar a la parcelación de terrenos para los menos favorecidos, reparto que tuvo en cuenta las condiciones personales de cada solicitante, casado, números de hijos, solteros…
El año de 1907, por Real Decreto del monarca Don Alfonso XIII, concede el título de Ciudad a Arahal, gracias a la mediación de don Eduardo Benjumea y Zayas, IV Marqués de Monteflorido y diputado a Cortes, recogiéndose dicho acontecimiento en las actas del Pleno celebrado el 10 de Diciembre de 1907. Las malas condiciones de vida del proletariado agrícola español en general, y del andaluz en particular, las pocas ganas de mejorarlas a nivel político y empresarial, fueron el caldo de cultivo de tensiones en el campo español que serían factores muy importantes que terminarían degenerando en profundas pugnas que influirían notablemente en el estallido de luctuosos conflictos, el más importante de todos ellos, la Guerra Civil Española (1936-1939). La magnífica ubicación geográfica de Arahal, su proximidad a Sevilla, sus comunicaciones mejoradas tras la construcción de la Autovía A92, el espíritu inquieto y emprendedor de la población ha permitido un desarrollo muy rápido, una dinamización económica evidente en los años de la Democracia. Igualmente la protección del patrimonio ha mejorado a raíz de la declaración de Conjunto Histórico Artístico en 1979, y de su ampliación y nueva delimitación con la declaración de Bien de Interés Cultural en el año 2003.