Ex-Convento de San Roque
La existencia de esta pequeña ermita a las afueras de Arahal, sirvió para que naciera la nueva Provincia de San Diego de Andalucía, el 19 de diciembre de 1620, en atención a ello el Ministro General de la Orden, fray Benigno de Génova, en el último Capítulo, la calificó «como madre fecunda de la descalcés». La nueva provincia llevará por nombre San Diego, en memoria del gran santo e incansable evangelizador de Andalucía, San Diego de San Juan del Puerto, más conocido por “de Alcalá”. La fundación del convento franciscano en Arahal no fue precisamente fácil. Las diligencias que hubo que hacer fueron complicadas, a pesar de estar interesado en ella sus mismos señores jurisdiccionales, cuyas influencias eran poderosas. Dice fray Francisco de Jesús María de San Juan del Puerto, cronista de la Orden, que «deseaba, con devotas ansias, que fundásemos en la Villa. Con las mismas ansias le llegaban las repetidas súplicas de los mismos vecinos».
Tras pasar por diferentes circunstancias que no citaremos, el día 3 de mayo de 1624, día de la Santa Cruz, previa licencia del Prior de las Ermitas del Reino, don Jerónimo Portocarrero de Neira, llegan los frailes a Arahal, pertenecientes a la reforma de San Pedro de Alcántara en el siglo XVI, conocidos como alcantarinos por su fundador o dieguinos por la Provincia de San Diego. La mayor parte del grupo de religiosos eran ancianos y de la primera graduación de la Provincia, encabezándolo fray Diego de la Cruz, delegado del Padre Provincial, y el futuro mártir fray Juan de Prado, presidente in capite. La iglesia, levantada de nueva planta, se construyó conforme a las características propias franciscanas, sencilla y sobria. Una sola nave con crucero en forma de cruz latina. En ella se colocó el Santísimo Sacramento en el año 1680, siendo guardián fray Cristóbal Vela, «a cuyo zelo se debió la conclusión de la obra».
He de hacer notar que «la fábrica del convento se hizo a base de las limosnas del vecindario». Hay testimonios de esas limosnas y otras aportaciones en testamentos y otros documentos de la época, en los que con toda claridad se especifica el fin al que tienen que destinarse: para las obras del convento de San Roque. Aun cuando sus reglas no hubiesen prohibido el patronazgo particular, tampoco lo hubiera tenido. El pueblo todo era su patrón, «y assi», nos vuelve a decir el cronista, «…el Jueves Santo envía la Villa al alcalde por el estado noble, con algunos otros miembros del Concejo, hoy diríamos Ayuntamiento, para que asistan a los divinos oficios, y lleve la llave del Sagrario del Monumento…».
Los datos localizados correspondientes al siglo XVIII son igualmente escasos. Hernández Díaz cita la existencia de una galería subterránea de dos metros de ancho cubierta de bóveda de arista que conducía a un pozo, que bien pudo tomar sus aguas de un gran aljibe existente en lo que hoy es el patio del colegio, datando esta obra al último tercio del siglo XVII, encontrándose en una de sus paredes una inscripción relativa a la muerte de fray Lázaro de Morales, fechado en 1725. Finalmente, se ha documentado en 1778 el suministro de trigo que el municipio hace a la comunidad franciscana para aliviar las necesidades que estaban pasando.
El siglo XIX tendría una intensa influencia sobre el convento. El 18 de agosto de 1809, cinco meses antes de la entrada de las tropas napoleónicas en Sevilla al mando del mariscal Soult, se decreta la extinción de todos los conventos y de todas las Órdenes regulares, monacales, clericales y mendicantes, apoderándose de todos sus bienes pasando a llamarse bienes nacionales. Esta decisión afectó en gran manera al convento de San Roque, donde el 26 de febrero de 1836 se da razón de los bienes que le han sido entregados a Diego de Robles, mediante la orden de Su Eminencia el cardenal arzobispo Francisco Javier Cienfuegos y Jovellanos, por el Comisionado de amortización de los conventos suprimidos en Arahal, teniendo que abandonar los religiosos el convento en el año 1837.
En su proceso histórico, ya desamortizado, la casa conventual fue convertida como casa cuartel de la Guardia Civil en 1899. Según el Inventario de Bienes Municipales, el edificio se convirtió en escuela nacional a partir del año 1936, sufriendo diversas modificaciones hasta nuestros días. En el Pleno Ordinario, 16 de febrero de 1949, se le asigna el nombre de Grupo Escolar «Coca de la Piñera». Posteriormente, en el año 1974, tiene lugar la primera ampliación del colegio de 780 m2 y, por último, en el año 1990, una segunda ampliación de 2900 m2, aproximadamente. Este centro escolar, con la llegada de la democracia, fue renombrado como Colegio Público San Roque.
En el propio siglo XIX sabemos que la cofradía del Santo Entierro y Nuestra Señora de la Soledad se trasladó a este exconvento, sin poderse precisar fecha alguna, siendo reorganizada el 28 de enero de 1880, cuyos orígenes lo sitúa Nieto Vega en el siglo XVI, debido a un pleito en 1634 entre los cofrades del Dulcísimo Nombre con los cofrades llamados de la hacha: «…Alonso Ximénes de Castro, Mayordomo de dicha cofradía, aporta un escrito al pleito que sostiene con los hermanos de hacha, en el que afirma que tiene su rregla mas a de setenta años, confirmada por este tribunal…». Esta curiosa documentación compuesta por 38 páginas a doble cara antepone el santo sepulcro al nombre de Jesús, dando comienzo el documento: «…Luis Jofre, en nombre de martin despinossa y los demas hermanos de hacha del santo sepulcro y nombre de Jesús, sita en la iglesia de la Magdalena de la villa del arahal…».
En el primer tercio del siglo XX, se llevan a cabo proyectos de gran envergadura, como el fastuoso palio, negro terciopelo bordado en finísimo oro, el manto procesional para María Santísima de los Dolores o la adquisición de una nueva imagen articulada de un Cristo Yacente en la casa de don Pío Mollar, de Valencia, cuya adquisición supuso un desembolso de 1455 pesetas, siendo bendecida el 22 de marzo de 1929 por el párroco de Santa María Magdalena, don Francisco de Paula Manchado Reina.
Casi siete años después la imagen fue pasto de las llamas al producirse el saqueo e incendio del exconvento, el 19 de julio de 1936, incendiándose en la calle las imágenes de San José, San Juan de Prado, San Francisco y un Crucificado, titular de la cofradía de penitencia; así como cuantos ornamentos y demás objetos que hallaron a mano. La talla de la Santísima Virgen de los Dolores no corrió la misma suerte debido al acto heroico del hermano carpintero don Manuel Jiménez Trigueros y de don Antonio Jiménez Fraile, quienes, con riesgo de su propia vida, la sacaron de la iglesia envuelta en unas viejas esteras, y con la ayuda de unos mozos de cuerda la depositaron en la casa de sus camareras, doña María Ignacia, Cándida y Eugenia Sánchez Jiménez, las cuales tenían su domicilio en la Plaza de la Corredera número siete, justo en la casa que después sería ocupada por el bar «El Rancho Grande». Además, la primitiva imagen de San Roque se escapó de la furia iconoclasta, posiblemente debido a la elevación de su hornacina, habiendo indicado al señor alcalde la conveniencia de que fuera trasladada a la parroquia.
Desde la reorganización del Santo Entierro, el sostenimiento del edificio conventual de San Roque ha corrido siempre a cargo de la Hermandad. A través del tiempo han sido numerosas las obras y reparaciones que han tenido que efectuarse para salvar la fábrica de la ruina total, siendo quizás la obra de mayor envergadura la realizada en el año 2006, que dio comienzo el 31 de marzo, siendo denominado el proyecto «Restauración Conservación de Fachada y Cubiertas de la Iglesia del Exconvento de San Roque», dirigida por el arquitecto local don Luis Fernando Camacho Lobato y ejecutada por la empresa local «Frajoman Restauraciones y Rehabilitaciones S.L.».
Textos extraídos: GARCÍA AMADOR, Manuel Jesús. Arte y Fe. Compendio General de la Arquitectura Religiosa de Arahal. Ediciones Pangea. Febrero, 2023. Págs. 210 - 259.