Fiesta del Verdeo

Debido a los trágicos acontecimientos sacrílegos de la Guerra Civil dejó de celebrarse la antigua Feria de Arahal, que tenía lugar en torno a las Fiestas Patronales en el mes de Julio, día aciago, en el que los palos estaban ya colocados, al igual que las luces y los adornos, pero no sirvieron para celebrar nada, al contrario, cortaron de raíz cualquier motivo para el festejo.

Seis años después, en 1942, se retoma la fiesta con la denominación de Feria del Ganado y Fiestas de Arahal que pasaron a celebrarse en septiembre. Siempre se celebraba los días 4, 5 y 6 de septiembre, daba igual el día de la semana que fuera. “Poner los palos” en la calle Corredera para el alumbrado era el inicio de la celebración. Y las luces llegaban hasta lo que es hoy la Barriada de la Paz, entonces sin urbanizar, espacio ocupado por un barranco y el arroyo Alonso Miguel, según el Cronista Oficial de la Ciudad, D. Antonio Nieto Vega.

Entonces el alcalde era D. José Oliva y el secretario, tal como firma en el saluda de dicho programa, D. Manuel Guarino, ambos formaban la Comisión de Festejos, los cuáles fueron los pioneros en organizar la primera Feria de Ganados de Arahal con un programa que incluía alegres dianas, concursos de caballistas y de ganado (vacuno, mular y caballar), partido de fútbol, concierto de una banda militar, funciones de circo, cine y toros y “artísticos” fuegos artificiales. Esta feria tuvo una fama a nivel provincial, por ser la primera en utilizar el alumbrado, siendo conocida popularmente como «la Feria de La Luz».

Hasta 1967 no cambió el nombre y pasó a llamarse Fiesta del Verdeo, siendo sus fundadores Don Francisco Pastor y Don Agustín Catalán, personas que ocupaban por aquellos años la Delegación de Festejos ostentando la alcaldía Don Ramón González. Los antecedentes que motivaron que naciera la Fiesta del Verdeo surgen con motivo de celebrarse en Utrera, la Fiesta del Algodón, la cual no tuvo continuidad. Varios amigos no vinculados por aquél entonces al Ayuntamiento, entre ellos Peña el del Cine, Alfredo Cortés, Pastor, José Jiménez, Agustín Catalán, Don Teodoro Pérez, Antonio Nieto, entre otros... Se preguntaron por qué en Arahal no se organizaba la fiesta de la aceituna del verdeo, principal cultivo de nuestros campos.

Arahal basa su mayor economía en la agricultura donde la aceituna de mesa es una de las grandes protagonistas de las que se pueden encontrar entre sus variedades la manzanilla y gordal, siendo Arahal el primer productor a nivel mundial, de estas variedades. En esos años, «El Corte Inglés» fue el patrocinador oficial junto con la empresa «Agroaceitunera» que tenía en Arahal una fábrica con 800 mujeres trabajando en el escogido, deshuesado y relleno de la aceituna de mesa. A la Fiesta eran invitadas autoridades regionales y del ámbito nacional, embajadores de todos los países y alcaldes de la comarca aceitunera que traían de acompañante a una dama de honor de su pueblo.

El acto central de las fiestas es la Coronación de la Reina y el Pregón, declarado de Interés Turístico Nacional. Este acto tiene lugar en un entorno privilegiado desde 1969, la Plaza de la Iglesia del Santo Cristo, aunque en sus inicios el acto de coronación se celebraba en la Plaza de la Corredera. A lo largo de los años han pasado como pregonero grandes personalidades de diferentes ámbitos destacables como el poeta y dramaturgo andaluz D. Antonio Gala (1979), el Premio Nobel de Literatura D. Camilo José Cela (1982), el actor Eduardo Velasco (2008), el escritor Juan Manuel Caballero Bonald (2010), la directora teatral Pepa Gamboa (2012), el periodista Modesto Barragán (2013), la actriz Cristina Medina (2014) o el chef Enrique Sánchez (2015), entre otros.

Con más de medio siglo de vida, esta peculiar festividad ha sufrido una transformación más hacia el interior, para el disfrute de todo el pueblo en un campo de feria con gran número de casetas, donde no hay clases sociales. Pero se trata de una época en la que muchos piensan que la promoción y lucha por el sector aceitunero tiene que partir de los mismos agricultores, aquellos que deben defender su precio y unirse para hacerlo.

Como diría Modesto Barragán, «pueblo que trabaja “para servirles” le gusta despedirse con un “¡A recoger las del suelo que nos vamos!».

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